-Bonjour!
-Bonjour! (me responde con un plato en la mano)
-Un mini pain au chocolat et un chosons (que no sécómo se escribe pero es una especie de mini empenadacon manzana dentro)
- Pour boire vous voulez un moitié-moitié cometoujours ?
- oui, come toujours, merci.
- 15 dhs. Besaha !
- Laitk saha !
(con errores varios en francés y árabe)
Así empiezan siempre mis días en Casablanca.
Entre las 7 y las 8 de la mañana (dependiendo de lo que tenga que hacer y de cuánto se me hayan pegado las sábanas) llego a la Brioche Dorée a desayunar. Me encanta desayunar fuera, empezar el día con unos minutos de tranquilidad y me gusta estar en este café.
Desayunar fuera es uno de esos placeres que me permito desde hace ya muchos años y que no tengo la intención de dejar de hacerlo. Me gusta que el día empiece reposado, disfrutar del olor que tienen las cafeterías a primera hora y ver cómo la ciudad (y yo) comienza a funcionar.
Como para mí es casi un ritual, cada vez que cambio de sitio busco una cafetería que me guste para desayunar. En Cáceres era el Horno de Santa Eulalia, en Bérgamo el café del Funiculare, en Madrid un café en Aluche (los sábados porque el presupuesto no daba para más) y en Casablanca: La Brioche Dorée.
La Brioche Dorée es una cafetería sin personalidad, una cadena. Tal vez, en España no sería mi café, pero estoy en Marruecos y aquí pasar desapercibida se paga.Y por eso me gusta, porque puedo pasar muchas horas y nadie te dice nada. No se te acerca ningún viejo, note preguntan tu nombre, no te miran…
Me siento siempre en el mismo sitio, en la parte de no fumadores al fondo pegada a la pared, porque es más tranquilo y puedo ver todo el café y al fondo la calle. A la Brioche hay mucha gente que viene todos los días como yo: la cotidelcorner (apodo que hemos puesto Antonio y yo a una señora muy muy cotilla quese sienta siempre en la esquina), el francés altísimo que saca siempre su ordenador, el entrenador de uno de los equipos de futbol de Casablanca (Paco no sé qué), tres enchaquetados italianos…
Pero no sólo he desayunado casi todos los días de estos tres años en Casablanca, he pasado mucho mucho más tiempo. Creo que si se pudiera juntar todo ese tiempo sería como si hubiera pasado 6 meses sin salir para nada de este café. En él he preparado las clases de los abogados (el bufete está justo enfrente), he hecho la mitad de las actividades del máster, he leído mucha bibliografía para la memoria, la he escrito aquí, he preparado el examen del Cervantes, incluso he dado alguna clase particular para el DELE. La Brioche, además de ser mi café, ha sido como una biblioteca. De hecho, algunos de mis amigos casauis dicen “te recogemos en tu despacho” para referirse a la Brioche.
Estoy segura de que este es un lugar que voy a echar de menos de Casablanca. También a las camareros a los que he cogido cariño de tanto venir: Barek (que es el que peor hace el café), Said (que recoge las bandejas y siempre está sonriendo), Khadija (que está en la caja y piensa que mi árabe mejora), el cocinero (que siempre me saluda quitándose el gorro), la chica de la limpieza…
2 comentarios:
Lo han cerrado desde que usted se ha ido.
Mezkina , Brioche
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