miércoles, 13 de febrero de 2008

Turismo burocrático no, por favor

Hace tiempo Blanca y Fer me mandaron un artículo de El País muy divertido sobre el turismo experimental. En él se describían varias formas de viajar jugando. El viaje al aeropuerto, alternancia, ruta de barmans, contraturismo, eroturismo, monopoly, persecución… y … ODISEA BUROCRÁTICA. Es de ese turismo- odisea burocrática del que quiero hablar.

Según el autor de la guía del turismo experimental: “¿Qué mejor para conocer otro lugar que sufrirlo como un auténtico ciudadano? Se visitan oficinas de desempleo, centros de la seguridad social, salas de espera de comisarías y juzgados. El menú consiste en café y sándwiches de máquina. Hace falta mucha templanza". En esto consiste el viaje Odisea- Burocrática, en visitar y sufrir la burocracia de un país. Bueno, pues si queréis venir a Marruecos es mejor que hagáis cualquier otro tipo de turismo, os lo recomiendo. Y ya veréis por qué…

Cada año tengo que renovar la carta de residencia marroquí y no es que cada año cambie la documentación que tengo que entregar, es que cambia varias veces al día y al gusto del funcionario que toque. Temo tener que renovarla porque es una ODISEA, por eso empiezo a posponerlo y a posponerlo y hasta después de la vuelta de Navidades no empecé con los múltiples paseos-odiseas a la comisaría, sabiendo de antemano que iban para largo, y es que el artículo de Larra “Vuelva usted mañana” no es nada en comparación. Que si hoy necesitas 4 fotos, que si mañana necesitas dos copias de los documentos, que si… , que si… Los días pasaban y yo ya casi sin suelas en los zapatos me hago el firme propósito de que de ese día no pasaba… Llego a la sala donde se renuevan las tarjetas, una sala gris, destartalada y con los techos muy altos, de música: el ruido de las grandes máquinas de escribir que todavía se usan. Me paro un segundo y pienso en quién de los funcionarios de ese día parece más competente, …humm, humm, ésta… es una mujer que tiene pinta de ser más amable que el resto… pienso también que aquí es mejor no enfadarse, pero que ya podía ir escondiendo la cara de niña que tengo, porque si no…
Buenos días, buenos días, quiero renovar la tarjeta de residencia y traigo TODOS los documentos…. Humm humm, está todo. UF, hamdullah, mire señorita, es que resulta que yo tengo que salir dentro de unos días del país y necesito el justificante de que estoy renovando la tarjera. No te preocupes ven dentro de 4 días y lo tienes. Pasan los 4 días y voy a la hora que me dijo, por supuesto no está, ven a las 14.30 (pero, no cierran a las 14 como me dijo el otro día??) vuelvo, espero, espero y desespero, nada. Pregunto, espera, vuelvo a preguntar y sigue esperando. Un pez gordo (en los dos sentidos) al que todos los demás hacían muchos ademanes y salves viene y me pregunta qué quiero, le explico y con cara de baboso me dice que le siga que es él el que tiene que firmar el papel… (Dios y Allah nos coja confesados) empieza a mirar los papeles y yo estoy segura de que alguna pega pone. Seguro. Ese día la pega es que el mismo documento que he entregado los 3 años no está bien, pero cómo que no, es el mismo que siempre, MENTIRA, pero cómo que mentira???, nada, imposible, IMPOSIBLE, me empieza a hablar en árabe, perdone, pero no hablo árabe, continúa hablando en árabe, yo me entero de la ODISEA la media. Me dice que lleve el papel ese día antes de las 17.30 (pero no se cerraba a las 14?no se cerraba a las 14.30?). Me voy. Decidido, el tiempo que me queda aquí, estoy sin tarjeta, salgo cada 3 meses y baraka!


Pero esto no es todo, porque bueno, ya sabéis como funciona la burocracia en España, y más si eres extranjero. Eso si que es una verdadera odisea, y no lo mío.

El viernes recibí un aviso de correos para ir a recoger un paquete, fui el lunes a la oficina de siempre, y allí me dieron otro papel para ir a recogerlo a otra oficina. Llego a la oficina, voy al mostrador y me dicen que el paquete no es mío porque pone el nombre de una empresa: Autonic Liberal Trimidad. Que no, que soy yo, es que lo han escrito mal. Al final me da otro sobre y me dice que con ese sobre vaya al mostrador de aduanas, voy y me traen el paquete, comprueban que soy yo y otra vez, a vueltas con el Autonic. Me dicen que tengo que ir a otra ventana para que el responsable vaya a ver el contenido del paquete, el responsable no está, está solo su ordenador con una partida al Solitario en la pantalla, llega, abre el paquete, ve que es un libro y que está en español, apunta lo que pone, me pide que traduzca el título. Me da otro papel y me dice que el paquete se queda allí hasta que otro responsable firme un papel, subo al segundo piso, el responsable en el baño, viene, me vuelve a hacer la observación reglamentaria del Autonic, me firma y me da otro papel para que vaya a otro sitio y pague 6dhs por cada día que el paquete ha estado en el depósito. Pago los 24 dirhams y con el nuevo papel voy a que me den el libro de una santa vez. Me dan el libro que viaja desde Madrid a Casablanca durante casi tres meses y yo me voy a casa con 24 dirhams menos y con casi dos horas perdidas.

Y eso es todo, si venís a Marruecos, venid de turismo gastronómico, o mejor de turismo de amigos.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Fez y las siete puertas




Fez y las siete puertas. Hace dos semanas fui con dos amigos a Fez. Era un lugar al que quería ir desde hace tiempo, pero como soy un poco como el Peliculón de Antena 3, me anuncio, me anuncio pero hasta que lo hago ha pasado mucho tiempo… hasta ahora no he ido.




(Sí, Mehdi, sí me quedé dormida, sí, Almu, sí, incluso sin niebla) Cogimos el tren temprano y en tres horas pasamos de estar en Casablanca con las Torres Gemelas a estar en una ciudad que no parece vivir en este siglo. En tres horas de tren puedes cambiar la modernidad (aparente, muchas veces) de Casablanca por la tradición de Fez.




Como todas las ciudades de Marruecos, Fez te acoge con una estación bulliciosa, llena de gente que va y que viene, pero, sobre todo, llena de gente que vive y trabaja en ella: taxistas que te hablan en todos los idiomas, mujeres pidiendo, gente que merodea por allí y se ofrece a acompañarte al centro… una marabunta de gritos y movimiento. Salimos de la estación deprisa y fuimos a desayunar y decidir dónde íbamos a quedarnos. Fez… estaba a puntode tener una imagen propia y no sólo ser el escenariode una novela de Mernissi (Sueños detrás del umbral)…y como siempre… se presentó de una manera particular…




Cogimos un taxi y el taxista, una torbellino, nos contó que había vivido en no sé cuántos sitios de España, que amaba a las españolas y a los españoles, porque éramos primos hermanos, pero que, sobre todo, amaba a Paloma. Al decir esto, ponía un ademán casi cómico y miraba hacia arriba, repitiendo, Paloma,Paloma, ójala me encuentre contigo, si no es en esta vida, que sea en la otra… de pronto, sin saber muy bien, qué asociación de ideas se estableció en su mente, pasó a contarnos que alguien en España le dijo que un hombre lejos de su familia no es un hombre, así que él cogió los bártulos y se volvió a Marruecos con su mujer y sus dos hijos. La historia del taxista parecía estar pensada para que durara justo el tiempo del trayecto. La historia terminó, el trayecto se acabó, y Fez comenzaba.




Fez es conocida como la ciudad de las 7 puertas y creo que nosotros entramos por la puerta trasera, porque el encanto parecía todavía escondido, resguardado tras las puertas más majestuosas. Dejamos las cosas en la pensión y nos adentramos en la medina. Las callejuelas empezaron a multiplicarse, los coches a extinguirse, los colores de la artesanía se reproducían, las muestras de la arquitectura occidental suprimidas… Fue como si al pasar por una de las puertas que dan acceso a la medina hubieras cambiado, de país, de tiempo…todo cambió, la ciudad se volvió laberíntica, los oficios eran ya medievales, y el transporte ecológico era el único que se veía (todos a pie o en burro).




Anduvimos y callejeamos todo el día, comimos en un sitio escondido, disfrutamos (sin demasiado mal olor) al ver a los curtidores de cuero en plena faena. Y, más que nada, aprovechamos un lugar privilegiado para ver la puesta de sol con la llamada de todas lasmezquitas de Fez. Un café largo (y rehilante) en una colina con toda Fez a los pies. Merece la pena el viaje solo por eso!




Por la noche fuimos a cenar y a tomar algo a la Ciudad Nueva, y otra vez más, dos mundos aparentemente opuestos se combinan y conviven en un espacio reducido. Es algo que siempre me ha llamado la atención de Marruecos, del país y de la gente!




El domingo volvimos a la medina y con Mehdi, nuestro guía privado, nuss-nuss maghribi-spanyoli entramos en una residencia de estudiantes. Nos contaron que los estudiantes estaban becados y que venían a Fez para hacer estudios islámicos, que la beca consistía en 300dirhams (30 euros) para los marroquíes y 500(50 euros)para los no marroquíes más 5 panes. ¿5 panes? ¿5panes?




Ese día comimos en una asociación de mujeres que encontramos por casualidad, en ella había cocina, taller y peluquería. Comimos en la peluquería, que parecía que hacía siglos que nadie iba, y la peluquera quería cortarme el pelo a toda costa. Cosa que se entiende por otra parte…






El viaje se acabó, y Fez parece seguir inmune alfuturo.